El "proyecto forestal" de los Embera en
Chigorodó es uno de los ejemplos más interesantes de la búsqueda de un Pueblo
Indígena para hacer que su bosque de lugar a una actividad productiva
sostenible, después de décadas de explotación maderera, de un verdadero saqueo,
que había terminado empobreciéndolo de sus mejores especies.
El Cabildo Mayor Indígena de Chigorodó ha tenido
sucesivos proyectos, la mayoría con apoyo de organizaciones internacionales, en
la búsqueda de alternativas económicas y productivas para su territorio.
Un primer proyecto de desarrollo rural (Programa Abibe)
con apoyo de la Unión Europea, había mostrado las limitaciones de hacer
agricultura y ganadería en un territorio con fuertes pendientes, suelos pobres
y una altísima pluviosidad (2500 a 3500 mm), lo que hacía de Chigorodó un área
ecológicamente frágil y aconsejaba más bien un manejo cuidadoso de la cuenca y
la conservación de la vegetación nativa: así es como en el año 2000 los Emberá
de Chigorodó comienzan a realizar el Manejo Forestal de su bosque como proyecto
productivo.
Históricamente, como dijimos, Chigorodó había sido una
zona de explotación maderera. A medida que esas especies iban escaseando, el
precio de la madera se incrementaba y cada vez eran más los interesados en extraer
madera: campesinos, colonos, los propios indígenas, con enormes conflictos
entre ellos.
Los intentos de frenar esta situación siempre era
resistida por los propios indígenas, por la falta de alternativas: “¿Y si no
cortamos madera, que hacemos, de que vivimos?”, decían reiteradamente.
Así surge entonces la idea de hacer un manejo y
aprovechamiento del bosque, con apoyo de varias organizaciones, USAID, WWF,
entre otros. Sin embargo, la experiencia mostró ciertas limitaciones,
especialmente económicas: quedaba poca madera de alto valor comercial en el
bosque; era costoso sacar la madera por falta de vías de acceso; el mercado
estaba dominado por intermediarios que pagaban poco.
Cuando el apoyo externo se termina, el Cabildo Mayor de
Chigorodó descubre la posibilidad “de encontrar soluciones propias”, y de
“empezar a vislumbrar los problemas reales”, en palabras de Gustavo Rojas,
quien ha sido asesor forestal del Cabildo a lo largo de estos años, y se
empieza a delinear un modelo propio de aprovechamiento forestal.
El Cabildo Mayor Indígena de Chigorodó crea entonces su
propio modelo de acompañamiento técnico y financiero (que luego será adoptada
como política por la Corporación Regional, CORPOURABÁ), por el cual el Cabildo
Mayor brinda la asistencia técnica a aquellas familias y comunidades que
quieran hacer manejo y aprovechamiento del bosque y a través de un Fondo
Rotatorio financia la actividad, recuperando lo prestado al momento de la
comercialización.
Pero poco a poco se va abandonando el aprovechamiento de
los bosques nativos, al ser una actividad poco rentable, y más bien se inicia
el aprovechamiento de los árboles que están en las áreas bajo cultivos o en
potreros.
Más adelante, en un nuevo cambio de escenario, el Cabildo
de Chigorodó descubre el enorme potencial que tiene la reforestación, ya que el
trabajo en los viveros y las plantaciones provee a las comunidades de puestos
de trabajo. Claro que para ello se requieren inversores.
También cambia la mirada sobre la necesidad de que sea el
propio Cabildo quien transforme y comercialice la madera: se dan cuenta de las
limitaciones de tener aserradero propio, especialmente porque no tienen forma
de garantizar el flujo de madera que requiere un aserradero. El Cabildo
entonces se asocia a una empresa, Madescol, que tiene experiencia en procesos
de transformación y mercadeo.
El Cabildo Mayor Indígena de Chigorodó crea entonces su
propio modelo de acompañamiento técnico y financiero (que luego será adoptada
como política por la Corporación Regional, CORPOURABÁ), por el cual el Cabildo
Mayor brinda la asistencia técnica a aquellas familias y comunidades que
quieran hacer manejo y aprovechamiento del bosque y a través de un Fondo
Rotatorio financia la actividad, recuperando lo prestado al momento de la
comercialización.
Pero poco a poco se va abandonando el aprovechamiento de
los bosques nativos, al ser una actividad poco rentable, y más bien se inicia
el aprovechamiento de los árboles que están en las áreas bajo cultivos o en
potreros.
Más adelante, en un nuevo cambio de escenario, el Cabildo
de Chigorodó descubre el enorme potencial que tiene la reforestación, ya que el
trabajo en los viveros y las plantaciones provee a las comunidades de puestos
de trabajo. Claro que para ello se requieren inversores.
También cambia la mirada sobre la necesidad de que sea el
propio Cabildo quien transforme y comercialice la madera: se dan cuenta de las
limitaciones de tener aserradero propio, especialmente porque no tienen forma
de garantizar el flujo de madera que requiere un aserradero. El Cabildo
entonces se asocia a una empresa, Madescol, que tiene experiencia en procesos
de transformación y mercadeo.
Actualmente, los
Resguardos están enfocados en la Reforestación Comercial, habiendo identificado
para ello 3.000 has de su territorio colectivo para ello.
La Guardia Indígena Ambiental y la Protección del Bosque
El Cabildo Mayor
Indígena de Chigorodó ha conformado una Guardia Indígena Ambiental. Se trata de
un grupo de 12 jóvenes a quienes se les ha capacitado con todas las
herramientas técnicas para hacer control y vigilancia en el territorio. Son
“los ojos del Cabildo en el territorio” en materia ambiental, están entrenados
para identificar y documentar las actividades ilegales, así como hacer censos,
negociar madera y hacer los despachos.
Uno de los objetivos
es prevenir y frenar la tala ilegal, y el establecimiento de cultivos ilícitos
en el Resguardo de Chigorodó.
Por otra parte, ante
las amenazas que plantea la presencia de grupos armados Paramilitares y de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los Emberá han establecido
más de 200 guardias indígenas tan solo en Chigorodó.
Desde finales del
2009, el Proyecto Bosques y Territorios de OXFAM - GB viene trabajando con un
enfoque de protección territorial, apoyando la capacitación de las Guardias
Indígenas. Estas guardias están conformadas por hombres y mujeres , que
realizan recorridas por los territorios para vigilar el ingreso de colonos y
grupos armados. Además, apoyan a las familias que son desplazadas en forma
forzosa por los grupos armados. Se han establecido procesos de diálogo con los
actores armados para que no agredan a los indígenas. Uno de sus resultados más
importantes es la reducción del número de víctimas indígenas.
Así lo relatan los
protagonistas:
“Ahora estamos diciendo
que ese territorio hay que controlar, tenemos la guardia para que vigile visite
haga recorridos. Y los campesinos de mucho tiempo viven allí adentro de
resguardo y nosotros bueno “ahí está”, pero no sabíamos qué problema nos están
afectando, pero ahora sabemos que campesino tumba bosque, daña ríos, siembra
cultivo ilícito. Pero ahora sabemos que eso afecta los territorios, antes
pensábamos que eso era normal”.
Dario Carupia,
Gobernador Mayor de Chigorodó
“Sí se han logrado
salvar vidas, cuando se amenaza, el Cabildo Mayor pide apoyo a los cabildos
locales y mujeres, se elige un vocero y se habla. A uno le tiemblan los pies
por hacer esto. Hay personas que están con grupos armados, y lo que hacemos es
buscar traer a esas personas. Cuando aparece un listado de líderes por parte de
alguno de esos grupos, hay que hacerle frente”.
Mario Bailarín,
Cabildo Mayor de Chigorodó
Somos un Bosque Vivo: un proceso estratégico de comunicación
El Cabildo Mayor
Indígena de Chigorodó, desde el año 2009 construye y fortalece su Área de
Comunicaciones a partir de la estrategia SOMOS UN BOSQUE VIVO; cuyo objetivo
general es fortalecer la gobernabilidad y la cultura propia a través de mejores
flujos de información y medios de comunicación entre los Cabildos Mayores,
Locales y comunidades indígenas, así como con instituciones públicas y privadas
y la población no indígena local, regional, nacional e internacional.
En este proceso desde
el 2011 se viene ejecutando el proyecto Sistema de Comunicaciones Indígenas del
Urabá Sur (SICIUS), en el que se han formado líderes capaces de crear
contenidos, manejar medios de comunicación y participar de procesos
organizativos con los gobiernos y comunidades indígenas, y con las instituciones
y personas no indígenas.
Estos líderes
conforman un equipo de comunicadores comunitarios, como base fundamental de la
estrategia cuya misión es coordinar la implementación de la estrategia de
comunicaciones desde un proceso permanente de formación como gestores de la
comunicación voz a voz en las comunidades y con los Cabildos Locales y Mayores.
Actualmente la estrategia "Somos un Bosque Vivo", se divide en las
siguientes líneas de acción:
El Boletín Informativo Dayî Drua (Nuestra Tierra) es de edición cuatrimestral, y su objetivo es: Informar los procesos, avances, acciones y proyectos de los Cabildos Mayores Indígenas de Chigorodó y Mutatá y sus impactos en las comunidades.
“Oi Bedea” (La Voz del Bosque) es la serie radial del Cabildo Mayor Indígena de Chigorodó. Contiene una sección en lengua castellana y otra en lengua indígena Emberá, y se emite por la emisora Banana Estéreo.